Escribir de música es complejo. Primero, el autor debe dejar de lado su fanatismo por el artista o banda para poder plasmar una historia objetiva. Pero cuesta. Y eso lo saben bien Johanna Watson, Richard Sandoval, Alejandro Tapia y Sergio Cancino, quienes decidieron homenajear, a través de la pluma, a cuatro íconos fundamentales de la historia del rock chileno.
En un conversatorio, realizado por Qué Leo Tobalaba, estos cuatro autores chilenos comentaron cómo fue el trabajo previo, el desarrollo, y las consecuencias de escribir sobre Cecilia, Eduardo “Gato” Alquinta (líder de Los Jaivas), Los Prisioneros y La Ley.
En la cita, que reunió a un grupo confortable de autores y fanáticos, también estuvieron presentes Cristóbal González, quien hace pocos días lanzó el libro “Virus en Chile: La locura del rock que nos contagió”; y Nelson González, quien escribió “Te conozco de otra vida”, sobre la vida de Gustavo Cerati viviendo en Chile.
Cada autor detalló desde qué perspectiva tomó la obra del músico. Por ejemplo, Richard Sandoval, quien creó “Los ojos del Gato”, comentó que mucha gente de avanzada edad se le comenzó a acercar para contarle alguna anécdota con el exlíder de Los Jaivas, fallecido el 15 de enero de 2003. Además, mantiene una estrecha relación con la esposa del músico, Mónica Monsalve, quien vive en Francia.
La historia de Alquinta es mágica. Desde sus primeras armas en la música, en Viña del Mar, donde fueron algo incomprendidos; hasta sus lineamientos políticos en épocas oscuras del país, donde recibieron críticas de ambos lados. Su vida en Argentina, la residencia en París, la muerte de Gabriel Parra y su legado, permanecen eternos.
Por otra parte, Johanna Watson, quien escribió la vida y obra de Cecilia (“El último baile”), contó que decidió relatarlo en primera persona, dada la cercanía y fanatismo que sentía la autora por la artista. Sus historias personales, su detención en 1985, la tortura que sufrió, y sus últimos días (falleció el 24 de julio de 2023), están escritos con gran devoción por la cronista chilena.
Icónicas bandas de rock
Para nadie es novedad que Los Prisioneros son la banda de rock más importante de la historia de la música chilena. Y no sólo por su historia, sus letras o su convocatoria; sino que también porque fueron los primeros, la punta de lanza, del nuevo rock chileno, post años setenta. Fueron los llamados a mostrar el camino y deshacerse de obsoletas interpretaciones.
Alejandro Tapia decidió abocarse a un periodo especifico en su relato de “Ya viene la fuerza”: 1980-1986. Pero, con el solo hecho de escribir sobre ellos, se cargó la mochila de ser un referente eterno para contar del legado del trío de San Miguel. Además, el autor, oriundo de la misma comuna, logró conversar con muchas personas del barrio donde la banda solía transitar.
Contó que Jorge González se ha leído el libro tres veces. Que Claudio Narea lo regaló a un fanático en Estados Unidos, pero que consiguió otro. Y que Miguel Tapia aún no lo comienza. Que aparecieron los bandos: los que idolatran al bajista, otros al guitarrita, pero que nadie odia al baterista.
Por último, y no menos importante, Sergio Cancino habló sobre “Invisible”, su texto sobre La Ley, una de las agrupaciones con más éxito internacional del país. Amados en Argentina, México y Estados Unidos, el grupo liderado por Beto Cuevas trazó su historia a comienzos de los noventa. El relato es una recopilación de entrevistas hechas por el periodista a lo largo de su extensa carrera radial.
Cancino no volvió a entrevistar a sus integrantes. Le regaló el texto a Luciano Rojas, exbajista de La Ley y hoy líder de Saiko. Además, en un momento emotivo, fue a la casa de Germán Bobe, hermano del fallecido guitarrista Andrés Bobe, a dejarle un ejemplar. El director audiovisual le confesó que no pudo seguir leyendo el capítulo donde se habla de la muerte de su hermano. Pero le agradeció su trabajo.