Hacer del concierto una simple noticia es castigar al pirata que quiere leer algo más que un resumen o un recetario del show. Por lo mismo, creo que una crónica puede dejar una evidencia más certera de lo que fue el cierre del aniversario 40 de una de las bandas más populares en la historia del rock en español: Los Fabulosos Cadillacs.
Aún sorprende que, a pesar de llevar 10 años sin un disco de estudio, la banda argentina logre llenar cada recinto, no sólo en Latinoamérica (revisa la crónica de su show en Chile), sino también Europa y Estados Unidos.
Justamente, luego de pasar por Norteamérica y el viejo continente, los Cadillacs decidieron que su cierre de celebración fuera en casa: Buenos Aires. Para esto, repitieron un recinto que los había alojado hace justos dos años atrás, el estadio Arquitecto Ricardo Etcheverri. El llamado Templo de Madera, ubicado en Caballito, es el más antiguo del fútbol argentino y, hoy, es un espacio muy requerido para shows de agrupaciones con gran peso dentro de la historia del rock argento.
De regreso a los Cadillacs, como Piratas del Rock nos acreditamos a las 19:30 horas, tiempo que se comenzó a llenar la cancha del recinto. Como es tradición, frente al escenario, y más específicamente en el espacio donde se desenvuelve Vicentico, fue la zona que más rápido se llenó. El público era totalmente transversal, reflejando que Los Fabulosos Cadillacs son una banda que ha sido traspasada hereditariamente y que obliga a las nuevas generaciones a mantener el sonido que educó el oído de sus progenitores.
Ya con Ferro repleto, el conjunto comenzó a salir por última vez en el año a un encuentro con su público. No se nota ni una pisca de nerviosismo en los integrantes, pero sí una mirada más cariñosa, e inclusive paternal, hacia la gente.
El show comenzó con una introducción donde cada integrante comenzó a unirse a Fernando Ricciardi y Flavio Cianciarulo. La primera explosión fue “El León”, tema de inicios de los 90 que marcó un mensaje inmediato: el setlist será el mismo que han mostrado en los últimos años. Craso error, y ya verán por qué.
Para no detallar cada uno de los 28 temas del concierto iré directamente a aquellos que me sorprendieron y/o marcaron un hito durante la noche bonaerense.
Sonidos únicos
El noveno tema de la noche fue “La vida”, primer single del disco La Marcha del Golazo Solitario, álbum con el cual la banda cerró su exitosa década de los noventa. Acompañado de un dúo de bandoneón, los Cadillacs volvieron a sumar una canción que parecía olvidada y apartada de su larga lista de hits.
Inmediatamente después, aparece “Estrella de mar”, tema del Rey Azúcar, que obligó a los más escépticos (en el cual me incluyo) a dejar de ver el concierto como uno más, sino como un evento que lentamente se convertía en único.
La intervención de Pablo Lescano (Damas Gratis) en “Padre Nuestro” (versión de La Luz del Ritmo) y la participación de Jay Cianciarulo en la romántica “CJ”, dieron pie a la gran versión de “Cartas, flores y un puñal”, donde se sumó Vicente, hijo de Vicentico, y Coqui, la más pequeña del clan Cianciarulo.
Con varios hijos de la banda arriba del escenario entonaron “Vos Sabes”. Ahí se abre la discusión del rol de los ‘pura sangre’ en el futuro de los Cadillacs. Al parecer, serán los encargados en mantener el sonido de la agrupación y así conservar por más años la leyenda de LFC.
Una emocionante versión de “Te tiraré del altar” se unió a los clásicos himnos que suelen cerrar la primera parte de los conciertos de la gira: “Mal Bicho”, el “Satánico Dr. Cadillacs”, “Matador” y “Carnaval toda la Vida” (estos dos últimos con la Bomba de Tiempo como invitados).
Para cerrar el show, el que ya había tenido una mezcla entre clásicos y sorpresas, la banda dejó su carga fabulosa y volvió a lo básico: “Cadillacs 57”. Con Vaino y el Tirri en escenario, la banda invitó a un viaje en el tiempo para tocar canciones de su primer disco Bares y Fondas: “Silencio Hospital”, “Vos sin sentimiento” y “Belcha”.
Este momento llevó casi a convulsionar a los más fanáticos que han seguido a la banda por cerca de 40 años, algunos incluso desde su primer show en Via Fellini en Mar del Plata durante el verano de 1985. El aniversario terminó con “Vasos Vacíos” y “Yo no me sentaría en tu mesa”, donde Flavio tomó el micrófono para relevar a Vicentico, quien asumió como bajista.
Así se puso fin a un concierto que debe estar dentro de los mejores de la banda durante la última década, ya que (por fin) integró canciones que marcaron a una generación que se enamoró de la banda mucho antes de los grandes hits.
Los Fabulosos se pusieron un nuevo techo con este show, obligando a superar una marca autoimpuesta. Pero ellos saben vencer la velocidad del tiempo y acelerar la máquina cuando nadie espera que un clásico pueda vencer a los bólidos de la industria actual. Es seguro que los próximos años seguirán liderando la pole position del rock y nos recordarán que no importa el modelo si es un Cadillacs.
Por Gabriel Salas (Desde Buenos Aires).
