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Richard Coleman considera la nostalgia como un engaño para la juventud

Richard Coleman es todo en uno: cantante, guitarrista, compositor y productor. Y no se considera el mejor en ninguna de estas etiquetas. Sabe que su relación con Gustavo Cerati forjó cierta popularidad y reconocimiento. Pero se mantiene humilde, casi en una especie de oscuridad, pensado, eso sí, que lo pasado fue bueno, pero sin regocijarse de esas experiencias. Su visión siempre está en la constante creación.

En conversación con Ciudad Pirata, el músico abarcó su presente y futuro musical, pero también hizo un análisis descarnado de cómo se vive -literalmente- gracias a la nostalgia. Coleman estuvo en Chile el pasado 31 de octubre en un show íntimo, que busca poder volver a realizar, esta vez eso sí, con más promoción.

La carrera de Richard Coleman se remonta hasta principios de los años ochenta cuando funda el grupo Fricción. Años más tarde, crea Los Siete Delfines. Colaboró con Soda Stereo y fue muy amigo de Gustavo Cerati. En 2011 lanzó su primer disco solista, denominado “Siberia Country Club”. Y en 2015 recibió el premio Konex (diploma al mérito) como uno de los cinco mejores solistas masculinos de rock -de la última década- en Argentina.

“Sin falsa modestia, no creo que hay un capítulo dedicado a mí, ni tampoco me interesa formar parte de ese olimpo. Estoy y sigo estando. He sido fiel a mis principios y soy genuino con mi sentimientos, ya que sé cuál es mi rol artístico. Si bien, lo que más se sabe de mí, es que fui amigo de Gustavo (Cerati), pero mi trabajo ha sido constante. En el transcurso de estos 35 años de carrera tengo un prestigio y respeto por parte de mis colegas”, indica Richard Coleman.

El músico argentino siente que hoy en día está devolviendo, sin demagogia, el cariño a la gente que lo sigue. Siente que tiene mucho por recorrer aún. “Quizás la otra versión mía no sería tan genuina. No festejo mi pasado. Por ejemplo, no tocó las canciones de los ochenta tal como sonaban en esa época. Las adapto a mi presente”, confiesa el rockero.

La nostalgia como negocio

Richard Coleman aclara que está muy sobrevalorado como guitarrista. Si bien, realizar diversas actividades en torno a la música, no se considera especialista en nada, sino que se define como un artista del rock. “Conozco mis limitaciones, de hecho, mis colaboraciones con otros artistas son muy puntuales. No tengo la versatilidad que debe tener un musico de excepción. Tengo 100 canciones buenas, pero eso no me hace poeta”, especifica.

Coleman siente que hoy en día el rock está postergado, pero lo considera algo lógico, ya que tiene que ver con la identidad de las nuevas generaciones. “Es incomprensible que yo me sienta identificado con la nueva música, no tendría sentido, eso significaría que algo está fallando en la nueva generación. Lo que sí siento es que hoy predomina lo comercial. Y hoy, al rock no le toca”, señala.

Por otra parte, Coleman habla de la nostalgia como negocio, con mirada capitalista. Señala que están vendiendo la nostalgia como contenido. “La nostalgia es un golpe bajo para las viejas generaciones y es un engaño para la juventud. La nostalgia, como contenido, es completamente deprimente y yo no engancho con eso. Cuando empiezas a visitar tu pasado como contenido quiere decir que ya no tienes nada más que decir”, enfatiza.

Richard Coleman viene de realizar un provechosa gira, con guitarra al hombro, donde visitó Irlanda, Inglaterra, España y Chile. Y despide el año con un concierto intimo en Buenos Aires. “Valoro mucho seguir trabajando en composiciones. Nunca prometo hacer material nuevo, pero me gustaría hacer un nuevo álbum. Tengo muchas ganas de hacerlo”, confiesa.

Revisa la entrevista de Richard Coleman con Ciudad Pirata:

Revisa la canción junto a Andrea Echeverri, de Aterciopelados:

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