En una semana, Cristóbal Briceño se presentó junto a Fothers Muckers en el Festival Paraíso Pop -en Santiago y Concepción-, tocó en la Sala SCD de Plaza Egaña junto al Grupo Crisis y además se dio el lujo de abrir el show del cantante colombiano Juanes en el Arena de Santiago. Así de movido y diverso es su presente musical. Algo que -confesó el artista- espera que no cambie.
Tras hacer una pausa con su banda madre, Ases Falsos, el músico chileno, que reside en la localidad de Limache, próximamente estará viajando a México para realizar algunos conciertos con la banda Crisis. El artista ama esa rutina, lo satisface, le apasiona y además espera que el futuro sea igual de heterogéneo.
Sabemos que las comparaciones son odiosas y que el arte transita por caminos paralelos, pero muchas personas ponen a Briceño a la altura de íconos del rock chileno, tales como Jorge González, Álvaro Henríquez o Los Bunkers, tanto por su calidad compositiva como por su forma de cantar. “No pienso en eso. Ellos forman parte de otra estirpe, que tiene que ver con la difusión masiva. A mí me hubiese gustado eso, pero ya voy a cumplir 40 años. En relación a la obra, no me gusta pensarme así”, confesó a Ciudad Pirata.
Los artistas mencionados han transitado su trayectoria bajo una identidad, un rótulo, son amantes de un género musical. Algo que Cristóbal Briceño trata de evitar día a día. “No soy fanático de la identidad, ni de la identificación. Pienso que este debate de los últimos años, en torno a la identidad, es peligroso y puede ser muy dañino. Yo trato que mi trabajo sea un reflejo de mi dispersión y multiplicidad”, añadió.
Argumentando aún más esa visión de la identidad, el cantante chileno ejemplificó el caso de Los Bunkers que, al ser una ‘banda de hermanos’ logran una cohesión mayor porque se conocen desde niños y representan a un lugar geográfico del país. “Ellos tienen una historia muy distinta a cómo yo me crié. Mi familia es campesina y yo soy un niño de ciudad. Entonces, desde niño no supe bien quién era. Por eso mismo, en vez de volverme loco encontrando mi identidad, dije: voy a salir en busca de esa identidad. Y ese juego llevo haciéndolo más de 20 años”, confesó.
Por otra parte, Briceño no se siente reconocido por el medio musical, aunque tampoco es algo que le quite el sueño. Además, en el mundo virtual, sí ha sentido maltrato, pero está aprendiendo a vivir con aquello. Pero donde sí recibe el calor verdadero es en el contacto con sus fanáticos. “Hay que endurecer el cuero y acostumbrarse. Hablaron mal de Jorge González, de Zalo Reyes y de Violeta Parra, ¿Cómo no van a hablar mal de mí?”, afirmó.
Charly García y Los Bunkers
Hace pocas semanas salió el último disco de Charly García, La lógica del escorpión. Cristóbal Briceño es un fanático del músico argentino pero, sobre este trabajo, no reconoció ni vio las características que lo hicieron enamorarse de su legado. “Pienso que a Charly lo maquillaron demasiado en este disco. No tiene una visión artística íntegra. Se nota que él está al servicio de una obra que está siendo operada por un tercero”, reclamó.
Para el cantante chileno, ser genuino tiene mucho más valor que ocultar el presente (y la realidad). Hubiese preferido un disco más honesto, con las propias vivencias del Charly García de hoy. “Se farrearon la posibilidad de hacer un disco de un Charly destrozado. Hubiese sido hermoso”, añadió.
Para Briceño, técnicamente, Ases Falsos es la mejor banda donde ha estado, una especie de The Doobie Brothers actuales, con ensambles musicales perfectos y muy bien aceitada. Ahora está intentado hacer lo mismo con el Grupo Crisis, generar una magia, algo que demora en el tiempo. “Los Bunkers lo tienen y lo hacen desde que son niños. Son como los mateos del curso. Me hubiese gustado tener esa mecanización”, sentenció.