¡Chancho no se va! Casi 15 mil personas clamaban desaforadas el pasado 16 de julio en el Arena Santiago, en la despedida de uno de los grupos más emblemáticos del rock chileno. Tras casi 30 años de trayectoria, Chancho en Piedra bajaba la cortina para entrar en un receso indefinido. Toño Corvalán, baterista de la banda, entrega sus impresiones a Piratas del Rock a cuatro meses del adiós.
Un mar de sentimientos son los que embargan al musico. Nostalgia, satisfacción, pena, alegría, podrían ser claramente alguno de ellos. Aunque sólo han pasado casi cuatro meses de la separación, la sensación aún sigue siendo muy extraña para el baterista de la banda de La Cisterna.
“Mi mente aún lo procesa. Pero, por otro lado, cuando hacíamos largas giras o procesos de grabación, siempre venían unos meses de no hacer nada. Yo aprovechaba de conversar con amigos y tenía una especie de liberación. Entonces, estando en la banda, cuando me invitaban a otras cosas, nunca podía. Así que me tomaré hasta fin de año para ver qué haré realmente”, indica Toño Corvalán.
La separación de Chancho en Piedra se dio de forma natural. Fue una llama que se fue apagando lentamente. Y esa tranquilidad hace que se mantengan en permanente contacto los cuatro músicos. Los hermanos Ilabaca (Felipe y Pablo) están promocionando su primer álbum en solitario, y Lalo Ibeas, el vocalista, dedica a temas familiares. Mientras que Toño colabora con otras clásicas agrupaciones.
“La sensación que tengo es que se cerró de buena forma. En la última etapa hicimos grandes conciertos y tocamos en muchos lugares de Chile. Nos sentimos súper contentos y con el pecho inflado porque la gente respondió y nos acompañó en todas. Entremedio sufrí el fallecimiento de mi papá, entonces también fue súper fuerte. Pero logramos sacarlo adelante”, detalla.
Toño Corvalán y los años dorados de Chancho
Los cuatro integrantes de Chancho en Piedra estudiaron en el Colegio Don Bosco, de la comuna de La Cisterna. Y antes de su concierto de despedida fueron a visitar esas viejas aulas. Y fue sumamente sorpresivo para ellos encontrarse con otras generaciones que quieren seguir exitosos pasos.
“Para nosotros todo comenzó como un juego. Éramos amigos del colegio que nos juntamos a hacer música. Pero en colegio teníamos conocidos que después formaron parte de bandas como Papa Negro o Juana Fé, entonces había material. Cuando fuimos al colegio, muchos niños se dedicaban a la música y nos decían: ‘oye nosotros tenemos una banda acá’. Tenían el pelo largo y todo, algo muy distinto ya que en ese tiempo era todo súper estricto. Creo que pusimos nuestro granito de arena ahí”, indica Toño Corvalán.
El exbaterista de la banda destaca la segunda parte de la década del noventa y los primeros años del nuevo mileno, como los más importantes del grupo. En seis años, Chancho en Piedra sacó cuatro grandes y exitosos trabajos: Peor es mascar lauchas (1995), La dieta del lagarto (1997), Ríndanse terrícolas (1998) y Marca Chancho (2000). Todos, éxito en ventas y con apoteósicos lanzamientos.
“El primer disco fue como una explosión de mil cosas, de mil colores. Ya con La Dieta del lagarto hubo un trabajo más de conceptos. Fue un proceso duro, nos demoramos como dos días en ponerle el nombre a ese disco. Hubo una tormenta de ideas, pero Felipe (bajista) junto a otros amigos, trabajaron en eso y quedó redondito”, comenta.
Tras esos dos primeros trabajos, la banda comenzó a mostrar una puesta en escena pocas veces vistas en Chile. Disfraces, malabaristas, artistas invitados, hacían que la experiencia Chancho en Piedra en vivo fuera más allá de lo musical. “Todo eso era parte del juego. Muchas veces nos preocupábamos más de los disfraces que de tocar bien”, señala entre risas.
Internacionalización y despedida
Quizás una de las deudas que muchos expertos o fanáticos comentan fue la internacionalización de Chancho en Piedra, ya que potencial había de sobra. Toño Corvalán señala que existió la opción, se conversó, pero nunca se concretó. Aunque señala que quedaron algunas cosas pendientes sobre tocar en el extranjero.
“Siempre fue una opción, pero teníamos claro que viajar, por ejemplo, a México o Europa costaba mucho dinero. Me acuerdo de que, en el 2000, estuvimos en México como un mes e hicimos gira por hartas ciudades. Nos costó mucho, pero esas eran las reglas del juego en esa época. Pero también debíamos mantener a la gente en Chile, ya que hacíamos hartas giras. Al final, quedamos con la espinita clavada de ir a tocar a Europa. Nos invitaron un par de veces y nunca se concretó”, comenta el músico.
Toño Corvalán no aclara ni desmiente que la salida de Pablo Ilabaca en el 2018 haya sepultado la vida de Chancho en Piedra. El guitarrista hace rato colaboraba con otras agrupaciones y además ya había sacado dos trabajos en solitario. “Es imposible saber si con Pablo aún seguiría existiendo Chancho. Toda la banda tenía distintas inquietudes musicales diferentes y queríamos desarrollarlas. Con Chancho conocimos a mucha gente y los proyectos que tengo hoy en día, vienen de la mano de eso”, señala.
Hoy en día Toño Corvalán participa de 31 Minutos, donde en diciembre tocará en La Calorosa Navidad. Además, trabaja con Los Morton (celebrarán los 30 años en el Club Chocolate), Los Mox y una banda tributo a Metallica, llamada Snake Pit. Sobre el futuro, nada esta dicho. Aún sigue tibia la despedida de julio pasado. Pero la comunicación, musical y personal, con sus amigos sigue vigente. “Todavía tiene que pasar mucha agua debajo del del puente. Ya veremos en el futuro qué pasará”, sentencia.