En noviembre del año pasado la Unesco, tras dos postulaciones anteriores, celebró a la ciudad de Concepción, en Chile, como “Ciudad Creativa de la Música”. Pero desde hace muchos años atrás, casi 4 décadas, un determinado hito musical comenzó a escribir la leyenda para señalar a dicha zona del sur como la “cuna del rock chileno”.
Por estos días se está celebrando el Festival REC, el evento gratuito más grande del Chile, con participación de importantes bandas musicales, pero también una gama de encuentros artísticos que ponen a la región del Biobío en el mapa latinoamericano.
La relación de la música con Concepción nace -según esta historia- a mediados de los años setenta cuando un grupo de estudiantes de medicina logra insertar un programa (La Rata Dominguera), en el dial de la radio de la Universidad Católica de Concepción. Ese hecho fue tratado en el documental “Concepción: Cuna del Rock”, del año 2015, dirigido por Ricardo Mahnke.
Francisco Vergara y Marcos Vergara fueron los jóvenes penquistas que dieron el puntapié inicial a este proyecto radial. Comenzaron poniendo música progresiva, donde sus influencias musicales mencionaban a bandas como Focus, Yes y Emerson Like and Palmer, entre otros. Felipe Raurich, otro amigo en común de los conductores, fue pieza fundamental en la evolución del programa, ya que trajo nuevos sonidos desde Argentina y Europa.
Llegada del new wave
Según Marcos Vergara, en Concepción siempre ha habido mucho deseo e inquietud por la música. Y claramente estar bajo una dictadura hacía que el conocimiento se viera algo frustrado. Pero nuevamente vuelve a aparecer la figura de Raurich quien, tras un viaje a Francia, llegó con caset de música new wave.
Y en la Rata Dominguera la música de Talking Heads o The Cure comenzó a mezclarse en la parrilla con obras de Frank Zappa, Roxy y Van der Graaf, entre otros. Eso causó una polémica en la ciudad con la aparición de estos grupos de “raros peinados nuevos”, como diría Charly García.
El jazz, el rockabilly y, por supuesto, el rock ando roll, eran los ritmos nacientes con que los grupos de Concepción comenzaron a incursionar. Mauricio Melo, integrante de Emociones Clandestinas y Santos Dumont, fue uno de los músicos que se vieron influenciados por estas nuevas melodías. Junto a Álvaro Henríquez, Titae Lindl, Francisco Molina y Jorge Alvarado fueron los precursores de las nuevas bandas penquistas.
Detrás de esos nombres nacieron grupos como Los Ilegales, Santos Dumont, Emociones Clandestinas y, por supuesto, Los Tres.
Pero llegaría el día del evento que cambiaría para siempre a la ciudad de Concepción. El mítico 27 de octubre de 1984, cuando Los Ilegales (Henríquez, Lindl y Alvarado) tocaron en una repleta Aula Magna junto a Los Prisioneros. Para los penquistas el inicio de un romance eterno, y para los sanmiguelinos el poder tocar ante un público que sí los comprendía y los admiraba con devoción.