En 1992, en pleno Festival de Viña del Mar, Sexual Democracia tocó el cielo. En ese instante, eran una de las bandas más importantes de la escena local. Su música, escuchada en el ámbito urbano y rural, fue un verdadero bálsamo de sonidos eléctricos, mezclados con cumbias, guarachas y corridos mexicanos. Más de 30 años después, esa esencia sigue intacta.
Y así lo demostraron en un show de alto valor técnico y estético. Las poco más de dos mil personas que llegaron al Teatro Caupolicán, en una noche fría y lluviosa, se fueron con la sensación de haber presenciado un espectáculo digno de una banda consagrada. La sola inclusión de Juan Núñez (Américo) en guitarra, les dio un sonido pulcro y vigoroso.
Pero, además, lo jugado de la puesta en escena, los colores de las imágenes, el distinguido cuerpo de baile (Bafovi), los célebres invitados y además el coro de Sudania, hicieron que la noche fuera perfecta. Esto último forma parte de una comedia musical, basada en el disco Sudamérica Suda, de Sexual, que se presentará el 9 de octubre en el Teatro Fiebre.
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Todo partió puntualmente con “Friend zone”, una canción que mezcló la temática actual, con las letras divertidas de la banda. Después, un clásico, “Me querrás igual”, uno de los himnos del grupo. “Mambo latino” y “Sr. Apoderado”, siguieron en el listado.
Prontamente, toda la carne a la parrilla con “Macondo”. Esta canción fue escrita por Daniel Diez en 1969 y habla del libro Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez. Pero en 1993, Sexual Democracia, junto a Luisin Landáez, la grabó para el disco “Macondus”.
“Macondo” tuvo en escena un baile latinoamericano, con parejas que se paseaban entre los músicos. Un espectáculo grato de ver y escuchar. El público gozó, saltó y cantó toda la interpretación. Más adelante, más clásicos: “180 grados”, “El Sacristán” (Violeta Parra) y “Ordinario’s In”.
Tras ese tridente, se vinieron los años noventa encima con los temas más característicos de la banda. “Los pitutos”, “Ella gana más plata que yo”, Profanador de cunas”, “Pobre hígado” y “Canción pacifico violenta”, fueron parte de las armas de la noche.
Un perfecto Miguel Barriga en la voz, y como segunda guitarra; y un hermético, pero efectivo Claudio Claxon en el bajo, le dieron solidez a la presentación. Los vientos y la guitarra de Núñez deleitaron a la multitud.
Para el final: más color. “Esta noche ando trash” (junto a Katona, de Voodoo Zombie), “Los chicos buenos”, “Sudamérica suda” (junto a Sudania) y “Buscando chilenos” (con Condorito), sellaron una noche épica, digna de presenciar en cualquier Festival de Latinoamérica.