Sea en cualquier tipo de instancia, es decir, en el arte o el deporte, llevar el apellido de alguien que rompió esquemas o fue demasiado trascendente, e intentar seguir sus pasos, representa una carga pesada donde no siempre se puede convivir con aquello. Pero para Daniel Piazzolla, ser el nieto del gran Astor Piazzolla, es un gran aliciente y una gran responsabilidad.
El maestro del bandoneón, considerado uno de los músicos más importantes del siglo XX y uno de los compositores más significativos de tango en el mundo, falleció el 4 de julio de 1992 cuando Daniel tenía 22 años. Si bien su abuelo pasaba de gira en gira, sí le hizo el regalo más importante y que le pavimentaría, en cierta forma, su vida musical.
“Nos juntábamos a hablar de música y me recomendó estudiar con los mejores maestros. Me instó siempre en tratar de hacer cosas nuevas. Desde chico yo toqué piano y música clásica, pero en la adolescencia me pasé a la batería. Y fue él quien me regaló mi primera batería. Es más, cada vez que tocó en Buenos Aires me llevó a todos sus shows, así que le agradezco haberme hecho partícipe de esos eventos culturales”, cuenta Daniel Piazzolla.
Sobre si ser el nieto de Astor Piazzolla le pasó la cuenta o fue una carga, Daniel señala que no y que, de hecho, fueron los exmúsicos de su abuelo quienes lo comenzaron a llamar para tocar con ellos. “Esas cosas te dan mucha confianza, si la gente te llama es porque tocas bien. Yo toco la batería, que no tiene nada que ver con el bandoneón. Soy fanático del jazz, del funk y del bossa nova. Me gusta mucho la música clásica, el tango y el folclore. Creo que lo lindo de la batería es poder tocar esa gran cantidad de estilos posibles”, comenta el músico.
Su afición por la batería lo lleva a reconocer sus influencias. Se identifica con muchos músicos que marcaron tendencia en los años setenta y ochenta. Indica que muchos grupos son identificables sólo por el sonido de la batería. “Por ejemplo cuando apareció Stewart Copeland, con The Police, fue como ¡guau! Si bien Sting era la gloria, los temas sonaban increíbles con esa batería. Me pasaba lo mismo con Phil Collins y con muchos más”, describe Daniel Piazzolla.
Señala que cuando era chico le gustaba mucho lo que hacía David Weckl. Ahora disfruta del arte de Marcus Gilmore, de quien Zakir Hussain fue su maestro y su abuelo es el gran Roy Haynes, uno de los fundadores de la escuela de batería de jazz. “Estudié en profundidad a Art Blakey, Max Roach y Elvin Jones, pero mi ídolo máximo, como el dios de la batería, es Tony Williams, quien comenzó a tocar con Miles Davis a los 17 años y revolucionó la batería, en la forma de encarar el instrumento y de interpretar la música”, indica.
Daniel Piazzolla con Escalandrum en Viña del Mar
Hoy en día, Daniel Piazzolla tiene dos agrupaciones principales. Una, llamada Versus; y la otra Escalandrum, con quienes precisamente visitará el Teatro Municipal del Viña del Mar este domingo 21 de enero a las 19:00 horas. “La banda nació en 1999 y la formamos celebrando el Año Nuevo. Me junté con amigos y a las 4 de la mañana, con una botella de champagne, armamos el grupo y le pusimos Escalandrum”, relata.
El escalandrún, conocido como mangona en Brasil y sarda en Uruguay, es una de las especies de tiburones más populares del mar argentino. “Queríamos que tuviera un nombre argentino y además en mi familia somos fanáticos de los tiburones”, cuenta. Señala que en sólo dos meses ya estaban tocando en vivo.
La banda ya tiene seis discos, hechos entre los años 1999 y 2010. Han hecho diversos viajes a Uruguay y Europa y en 2011 decidieron crear un homenajes a su abuelo, llamado Piazzolla Plays Piazzolla, espectáculo que presentarán en Chile. El grupo está compuesto por seis personas, con Martín Pantyrer en el clarinete y saxo; Damián Fogiel con el saxo tenor; Gustavo Musso en saxo alto y soprano; Mariano Sivori en contrabajo; y Nicolás Guerschberg en piano y arreglos.
Daniel Piazzolla tiene dos hijos que buscan seguir el camino de la música. Su hija Mora, cantante, entró a estudiar música y ya ha creado sus propias letras y canciones. Y su hijo mejor, de 14 años, estuvo en el conservatorio y estudia guitarra. “Yo no les digo nada. Sólo estoy acá para acompañarlos”, cuenta.
Finalmente, el músico habla de la improvisación, algo frecuente en las bandas de jazz y que lo lleva a imaginar lugares diversos cuando toca. “Todo el día hago improvisación, desde que me levanto hasta que me voy a dormir. Improvisar es como hablar y mi objetivo principal es poder hablar con el instrumento. La verdad es que improvisamos mucho, yo cambio los ritmos todo el tiempo y nunca tocó un show igual. Todo eso depende de la inspiración o la lucidez del día”, sentencia.
Las entradas para el evento de este domingo se pueden adquirir en el siguiente enlace.
Revisa un video de Escalandrum en acción:
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1 comentario
Que buena entrevista. Esos datos del cómo un músico de excelencia llega a su instrumento o quién o quienes le cambiaron la visión con su música, es la data interesante que busco siempre en la de una entrevista. La semilla del consejo del abuelo “siempre tratar de hacer cosas nuevas”, es fundamental. Y el ejercicio de influir en los hijos de una manera quizás indirecta, con la cultura de la buena música. Es una gran lección.