La historia del documental muestra al cineasta cubano Juan Pin Villar sentado en una azotea de un hotel junto a Fito Páez. En esa conversación, con buena comida y bebida, repasan el vínculo del rosarino con La Habana, que data de la década de los ochenta. Todo eso nos lleva a “La Habana de Fito”, el film que se estrena esta semana y que habla de esa relación con Cuba y su gente.
“Habana a tus pies, no sabría como amarte de otra forma. Habana a tus pies, pasa el tiempo y tu recuerdo no se borra”. La canción, una carta de amor a la capital cubana, se llama, cómo no, “Habana” y Fito Páez la compuso para su disco Abre (1999). Pero el vínculo del rosarino con Cuba había empezado mucho antes, en 1987, cuando llegó por primera vez a la isla para cantar en el Festival de Varadero.
Fito estaba destrozado, ya que pocos meses antes habían asesinado a sus tías en Rosario. Y ese viaje a Cuba, propiciado por el musico Pablo Milanés, fue como un abrazo. Desde ese tiempo, hubo una especie de idilio con el pueblo cubano, con sus colegas, los músicos y otros integrantes del ecosistema artístico. Entre ellos, el cineasta Juan Pin Villar.
“Mi primer recuerdo de Fito son sus tenis de diferentes colores y un choque de manos, posiblemente la madrugada siguiente a su primera presentación en Varadero”, indica el cineasta.
Juan Pin Villar es el director de La Habana de Fito, el documental que formó parte de la programación del Bafici y que a partir de este jueves se puede ver en las pantallas de la cadena Cinépolis (Argentina). El eje del film es una larga conversación que Pin Villar y Páez mantuvieron en 2017. “Fue una conversación que tuvimos tres años antes de empezar a hacer la película. Inicialmente, sólo quería archivarla para mis nietos. Pero durante la pandemia el productor Ricardo Figueredo me propuso aplicar a un fondo y terminarla”, relata.
Además de un sorprendente y valiosísimo material de archivo, la película también incluye testimonios de Pablo Milanés y Cecilia Roth. El film fue inicialmente censurado en Cuba, en abril de 2024, pero luego fue exhibido (incompleto) en la televisión de ese país, sin autorización de sus realizadores.
Sobre qué pensó Fito Páez cuando vio terminado el documenta, Vilar sólo dice: “Creo que se emocionó cuando lo vio. Pero eso habría que preguntárselo a él”.