La Rubia Tarada

Quieren más pesos, quieren más libras, quieren más australes

Hola taradas y tarados. Hoy quiero comenzar estas líneas citando al escritor inglés Oscar Wilde, quien dijo una vez:

“El dinero no hace la felicidad, pero da una sensación tan parecida que solo un experto podría darse cuenta”.

Años más tarde el artista Andy Warhol dijo respecto al tema: “prefiero el arte comercial al arte por el arte”.

En la década de los 90 la supermodelo Linda Evangelista en una entrevista para la revista Vogue pronunció la frase que quedaría como su gran legado, refiriéndose a cómo era la vida de las supermodelos: “Nosotras no nos levantamos de la cama por menos de 10.000 dólares”.

¿A qué vienen todas estas citas respecto al dinero en una columna que se supone es de rock?

Muchos de ustedes pensarán que estas líneas se verían mejor en el Wall Street Journal que en este medio.

Acá va la respuesta… y es gratis.

Desde que el mundo es mundo y el rock es rock los fanáticos de las bandas, los seguidores de los músicos y los fans más alineados le exigen a sus ídolos que en algún momento de la carrera, cuando los toca la fama, cuando se convierten en ídolos, cuando dejan de tocar en oscuros bares de poca monta y comienzan a llenar estadios, a tener delirantes exigencias como miles de toallas blancas en el camarín, litros y litros de agua mineral Evian, o que el pasillo que llega al escenario este alfombrado con pétalos de rosas rojas traídas de Katmandú, etc.

En ese momento, los fans le enrostran a sus ídolos que “Se Vendieron”, que perdieron ese espíritu rebelde que los caracterizaba, llegando al delirio de sentirse traicionados.

Ocurrió cuando Bob Dylan por allá por 1965 osó en el Newport Folk Festival dejar de usar su guitarra acústica y tocar con una guitarra eléctrica. Esta decisión del Premio nobel lo llevó a que muchos de sus seguidores lo acusaran de traición. Llegó tan lejos la polémica que hoy se le conoce como la “Electric Dylan Controversy”.

Ejemplos hay miles, pero creo que este es el que mejor grafica esta situación.

El punto es… ¿Por qué alguien que probablemente trabaja para un banco, una transnacional depredadora del medio ambiente, un organismo estatal que pertenece a la maquinaria del poder, le exige a otra persona que no se venda? Muchos de estos talibanes de la ética trabajan de lunes a viernes en un call center llamando a deudores de multitiendas, por ejemplo, y los amenazan con que si no se ponen al día con la cuota morosa del microondas serán embargados y sufrirán las siete plagas del capitalismo.

Basta de pontificar. Basta de exigirles a los otros lo que no somos capaces de hacer en nuestra vida. Porque, chicas y chicos, el problema no está en “venderse”, el problema es cuando nadie te quiere comprar.

Porque, como dice el personaje interpretado por Ricardo Darin en la película 9 Reinas: “Putos sobran, lo que faltan son financistas”.

Taradas y tarados… hasta la próxima…

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