En su décima edición, el Festival de Rock Baradero convocó a miles de personas y más de 50 bandas en las inmediaciones del Anfiteatro Municipal, demostrando nuevamente que es el verdadero festival del rock argentino. Una convocatoria a volverse a encontrar en un espacio de unión y resistencia.
La fiesta comenzó el jueves santo por la tarde cuando la banda Jóvenes Pordioseros subía al escenario, para brindar el show gratuito, dándole la bienvenida a un fin de semana de locura. Este espacio, junto al río, se convirtió en el lugar de la previa de cada jornada de festival junto a más de 15 bandas que calentaron motores desde el mediodía.
Con una producción, montaje y puesta en escena que cubrió todos los detalles para que la gente pudiera disfrutar plenamente de dos jornadas inolvidables, Rock en Baradero desplegó una gran cantidad de activaciones que convocaban a la acción. Una variada propuesta gastronómica, rincones de descanso y puntos de encuentros para poder hacer un pausa y seguir.
El viernes desde temprano tuvieron la misión de ser parte del primer día El Zar, Piti Fernández, Koino Yokan, Ketekalles, Barco, Terapia, Coral, Doppel Gangs, Dum Chica, Buenos Vampiros, Sakatumba, Nina Suárez, Junkies, Los 7 Magníficos y Controversia, con presentaciones innovadoras y potentes que no dieron respiro.
Un deleite de los consagrados en Baradero
Ovación y locura con el público bailando y saltando de punta a punta llegarían más tarde los shows de Nonpalidece, Los Auténticos Decadentes, Los Pericos, Turf, Usted Señálemelo y Estelares, con una artillería de clásicos que todavía resuenan.
Por su parte, en la segunda jornada del Festival de Baradero las performances de Nafta, Militantes del Climax, Palta & The Mood, Parientes, Eterna Inocencia, Posguerra y Perro Suizo, acapararon la atención de una tarde tan diversa en su sonoridad como cautivante. Ya entrando en la etapa final este ritual de verano, se unieron en escena Rata Blanca, Las Pelotas, Kapanga, Guasones, Fabiana Cantilo, El Kuelgue, Emmanuel Horvilleur, Dante Spinetta y El Bordo.
Además, los homenajes tuvieron un lugar importante dentro del ritual. En la calle interna del predio hubo una instalación que hizo las veces de santuario de Ricardo Iorio para sus fanáticos, que dejaron sus mensajes para el emblema del metal argentino. El Kuelgue, por ejemplo, sorprendió con su interpretación de “Ala delta”, de Divididos; y Turf hizo una emotiva versión de “Lamento boliviano”, de Los Enanitos Verdes.
Créditos: Gonna Go Producciones
Cortesía: gonnagoprod czcomunicacion